Desire/ Deseo

Spring has finally arrived. I feel a cool breeze coming from the river in my apartment. The noise of an air conditioning machine from a nearby bus garage is driving me crazy.

A bit further a trail of lights shapes the river. And before the river, the motorway as a kind of metal bridge. Sometimes a train goes underneath it.

And in the middle of the bus garage, the road, the river, the railway and the big supermarket, the River Hudson Café stands.

I feel the breeze as I get ready. I get dress, I put my hair back because I did not wash it today, put some nice ear rings on, lipstick, a slight shadow of colour on my eyes. I open some colour powder breaking into nothing after being so long in my bag without being used. I am going to wear a strap shirt with a cotton top on, with a low neck. It is Tuesday, and I do not want to get overdressed. But I want to look nice. I want K to like me.

So I go down, round the huge mass of a strange colour which is my building, go through the piercing noise of the garage which is my continuous nightmare, and get to this lovely nice house which is the café.

I get in, greet the girls at the door who already know me. I feel a bit nervous and smile. I can see him in the distance. I go to the bar. He sees me. I recognise that light in his eyes. He can’t avoid smiling either. He is preparing a drink. He leaves it, goes under the bar and comes to me. Then he holds me “It’s a long time”. I answer “Yes it is. I have been busy”.

And it is a long time. Almost a month.

I sit at the bar and ask him to surprise me while I look into his eyes. He puts some ice in a cocktail bottle, and different colour drinks. Then some ice. And shakes it while looking at me. I see his wet hands in the ice, his muscles shaking the cocktail, his eyes smiling through the process, “ You are going to like it” he says. I already do.

Then I drink and he works, and we speak. I say something. He says something. I want him. He wants me. I tell him about my things, he tells me about his. And we both want to run away from life. And all the time, the desire is wrapping us like a warm blanket in winter. And we both wish we could give in and go away for a few hours, and escape from the doubts, the fear, the loneliness, so painful… We share our hopes of a future which might never come true, or might come after such a lot of work, and is still so distant… but we still tell ourselves that it can come true, that we are going to work for it. And we look into each others eyes and we believe each other, and we find the only person who believes in our dreams apart from ourselves. Somebody else who listens and believes, and does not judge. And while we talk, while we look, while we smile, the desire entangles in our throats, in our looks, in our lips

And the time comes when the café closes. And he puts everything away, and cleans the bar. And I am the last customer at the café. Everybody has already left. And I get on his car and he takes me home, in the same block. And we give each other a warm hug, the only thing we allow. And we say good bye. And the desire stands in between us.

Some days I text him, and he calls me back, when his wife is not around. Like a furtive lover. And we talk about the things we are doing.

A lover with whom I have not got an affair. A non-lover. Another non relationship in my life.

And yet again, such a beautiful one.And yet again, such a lonely one.

Go on K, you are going to make it. I believe in you, my sweet solicitor.

La primavera ha llegado por fin. Siento una brisa fresca entrar por la ventana desde el río. El ruido del aire acondicionado de un garaje cercano me está volviendo loca. Un poco más allá, un camino de luces da forma al río. Y antes del río, la autopista como un puente de metal. A veces un tren pasa por debajo.

Y en el medio del garaje de autobuses, de la carretera, del río , de la vía del tren y el supermercado grande, está el River Hudson Café.

Siento la brisa mientras me arreglo. Me visto, me recojo el pelo porque hoy no me lo he lavado, me pongo unos pendientes bonitos, pintalabios, una sombra de color en los ojos. Abro un colorete granulado de tanto pasearse en el bolso sin ser usado. Voy a llevar una camiseta de tirantes con un top de algodón encima, con un escote bajo. Es Martes, y no quiero ir demasiado arreglada. Pero quiero estar guapa. Quiero gustarle a K.

Así que bajo, alrededor de la masa de color extraño que es mi edificio, atravieso el ruido penetrante del garaje qu ees mi pesadilla continua y llego a la casita que es el café.

Entro, saludo a las chicas a la puerta que ya me conocen. Estoy un poco nerviosa y sonrío. Lo veo en la distancia. Me acerco a la barra. Me ve. Reconozco esa lucecita en sus ojos. Tampoco puede evitar sonreir. Está preparando una copa. La deja, pasa por debajo de la barra y se acerca a mi. Y entonces me abraza. “Hace tiempo” Contesto, “Sí, hace tiempo. He estado ocupada.”

Y hace tiempo, casi un mes.

Me siento en el bar y le pido que me sorprenda mientras le miro a los ojos. Pone hielo en la coctelera, y bebidas de diferentes colores. Luego hielo. Y lo agita mientras me mira. Veo sus manos húmedas en el hielo, sus músculos al agitar el cocktail, sus ojos sonriendo durante el proceso “ Te va a gustar” , me dice. Ya me gusta.

Entonces yo bebo y él trabaja, y hablamos. Yo digo algo, él dice algo. Le deseo, me desea. Le cuento mis cosas, me cuenta las suyas. Y ambos queremos huir de la vida. Y todo el tiempo el deseo nos envuelve como una manta en invierno. Y a los dos nos gustaría poder rendirnos y escaparnos por unas horas, y alejarnos de las dudas, el miedo, la soledad, tan dolorosa… Compartimos nuestras esperanzas de un futuro que tal vez nunca se realice, o que podría llegar después de mucho trabajo, y está todavía tan lejos…pero nos decimos que puede hacerse realidad, y encontramos a la única persona que cree en nuestros sueños aparte de nosotros mismos. Alguien que escucha, que cree y que no juzga. Y mientras hablamos, mientras miramos, mientras sonreímos, el deseo se nos enreda en la garganta, en la mirada, en los labios.

Y llega la hora de cerrar el café. Y el lo guarda todo, y limpia la barra. Y yo soy la última cliente. Todo el mundo ya se ha ido. Y me subo en su coche y me lleva a casa, a la vuelta de la esquina. Y nos damos un abrazo cálido, lo único que nos permitimos. Y nos decimos adiós. Y el deseo se coloca entre nosotros.

Algunos días le mando un sms., y me llama, cuando su mujer no esta cerca. Como un amante furtivo. Y hablamos de las cosas que estamos haciendo.

Un amante con el que no tengo una aventura. Un no-amante. Otra no-relación en mi vida.

Y sin embargo, otra vez tan bonita. Y sin embargo, otra vez tan solitaria.

Animo K, vas a conseguirlo. Yo creo en ti, mi dulce abogado.